El Himno Nacional de Honduras

Surgió a raíz de un concurso convocado en 1904 por el presidente de la República el general Manuel Bonilla, escrito por el poeta Augusto C. Coello y orquestado por el compositor de origen alemán Carlos Hartling, fue declarado Himno Nacional por decreto ejecutivo número 42 el 15 de noviembre de 1915, bajo el gobierno constitucional de Alberto Membreño.

 

Musicalmente el himno hondureño consta de un coro y siete estrofas; las estrofas componen una relación poética de los acontecimientos históricos por los que atravesó honduras, desde la época precolombina hasta la proclamación de la independencia, pasando por el descubrimiento, la conquista y la colonización del territorio por parte de los españoles.

 

El himno debe cantarse en compás de cuatro cuartos, el coro con tonalidad alegre, airoso, marcial y expresivo y los solos entonados más lentos, pasivos, moderados y tristes. Se canta en la tonalidad de Si bemol.

 

Coro

Tu bandera tu es un lampo de cielo

por un bloque por un bloque de nieve cruzado

y se ven en su fondo sagrado

cinco estrellas de pálido azul

y en tu emblema, que un mar rumoroso

con sus ondas bravías escuda,

de un volcán tras la cima desnuda

hay un astro de nítida luz.

 

I estrofa

India virgen y hermosa dormías

de tus mares al canto sonoro,

cuando echada en tus cuencas de oro

el audaz navegante te hallo

y al mirar tu belleza extasiado

al influjo ideal de tu encanto

la orla azul de tu espléndido manto

con su beso de amor consagró.

 

II estrofa

De un país donde el sol se levanta

más allá del atlante azulado

aquel hombre te había soñado

y en tu busca a la mar se lanzó

Cuando erguiste la pálida frente

en la viva ansiedad de tu anhelo

bajo el dombo gentil de tu cielo

ya flotaba un extraño pendón.

 

III estrofa

Era inútil que el indio tu amado

se aprestara a la lucha con ira

porque envuelto en su sangre Lempira

en la noche profunda se hundió

y de la épica hazaña, en memoria

la leyenda tan sólo ha guardado

de un sepulcro el lugar ignorado

y el severo perfil de un peñón.

 

IV estrofa

Por tres siglos tus hijos oyeron

el mandato imperioso del amo

por tres siglos tu inútil reclamo

en la atmósfera azul se perdió

pero un día de gloria tu oído

percibió, poderoso y distante

que allá lejos, por sobre el atlante

indignado rugía un león

 

V estrofa

Era Francia, la libre, la heroica,

que en su sueño de siglos dormida

despertaba iracunda a la vida

al reclamo viril de Dantón;

era Francia que enviaba a la muerte

la cabeza del rey consagrado

y que alzaba, soberbia a su lado

el altar de la Diosa razón.

 

VI estrofa

Tú también ¡Oh mi patria! te alzaste

de tu sueño servil y profundo;

tú también enseñaste al mundo

destrozando el infame eslabón.

Y en tu suelo bendito, tras la alta

cabellera de monte salvaje

como un ave de negro plumaje

la colonia fugaz se perdió.

 

VII estrofa

Por guardar ese emblema divino

marcharemos ¡Oh patria! a la muerte;

generosa será nuestra suerte

si morimos pensando en tu amor.

Defendiendo tu santa bandera,

y en tus pliegues gloriosos cubiertos,

serán muchos, Honduras, tus muertos,

pero todos caerán con honor.